27.NOV.19 | Posta Porteña 2070

Bolivia y la política de " Unidad Frente Al Enemigo Principal "

Por ASTARITA

 

A raíz de la crítica que hice a Morales y al MAS en una nota anterior (http://www.postaportenia.com.ar/notas/10664/bolivia-y-los-organizadores-de-derrotas/), sus defensores me criticaron con el argumento de “no es tiempo de dividir; sino de unirse contra el enemigo principal y urgente, la derecha racista y ultracatólica, y las FF.AA. que dieron el golpe de Estado”

Rolando Astarita  noviembre 22, 2019

En otras palabras, “ahora hay que cerrar filas”. Y quien cuestione las caracterizaciones “políticamente correctas”; o la orientación de Morales y el MAS, será acallado con todo tipo de improperios, desde “funcional a la derecha” hasta “agente del imperialismo y del colonialismo blanco”. Un botón de muestra de estas reacciones energúmenas es la manera en que, por estos días, ha sido atacada en las redes la antropóloga y activista feminista Rita Segato. Su único pecado fue criticar a Morales; algo intolerable para las mentes entrenadas en la escolástica de los alambres de púa.

Como he explicado en otras entradas, estoy en contra de estas censuras (impuestas de hecho, en base a prepotencia). Y no solo estoy en contra, sino que me mueven a ampliar planteos y argumentos. Por eso, en esta entrada respondo a los que dicen que es necesario suspender las críticas a Morales y el MAS “para unir fuerzas contra el enemigo principal”. Mi planteo es el opuesto: Sostengo que para derrotar a la derecha y al militarismo es necesario que la clase obrera rompa ideológica y políticamente, con el MAS  y Morales. Es el eje, por otro lado, que me separa del reformismo de izquierda, y del “nacional-marxismo” (stalinistas y variantes del “nacional-trotskismo”). Empiezo entonces recordando una vieja  enseñanza del marxismo revolucionario sobre este asunto.

La tradición del marxismo, y de Trotsky en particular

La idea de que para vencer los trabajadores deben separarse de aquellos que, con lenguaje de izquierda y hasta socialista, los llevan a la derrota, recorre toda la obra de Marx, Engels, Lenin, Rosa Luxemburgo y, por supuesto, Trotsky. En este último respecto, es instructiva la respuesta que dio el fundador del Ejército Rojo a los que defendían, en la década de 1930, un frente con la burguesía “democrática”, para sumar fuerzas y derrotar “al enemigo principal” (el nazismo, el fascismo, el golpe de Franco). Trotsky decía que con eso sus críticos no iban más allá de la primera regla de la aritmética: la suma de los comunistas, los socialistas, los anarquistas y los liberales era superior “a cada uno de sus términos” (España: última advertencia, p. 98, Barcelona, Fontamara). Sin embargo, en política no basta la aritmética, ya que si los partidos tiran en direcciones opuestas, la resultante del paralelogramo de fuerzas puede ser, con toda probabilidad, nula. Más todavía si esas alianzas debilitan la confianza de la clase obrera en sus propias fuerzas.

Con las adaptaciones del caso, la advertencia de Trotsky conserva plena vigencia frente a los movimientos de masas dirigidos por la burguesía nacionalista, o la pequeña burguesía reformista, del presente. Con un agravante: la clase obrera boliviana hoy ni siquiera está representada por algún partido con el cual pueda identificarse como clase. El movimiento obrero en Bolivia (y en prácticamente toda América Latina) está subordinado a direcciones, programas y orientaciones políticas que perpetúan la explotación capitalista y el Estado capitalista. Más precisamente, en casi todos lados lo que se negocia son posiciones al interior de democracias burguesas recortadas, fuertemente represivas. Y alguna forma de inserción en la globalización del capital. Más aún cuando se trata de economías dependientes y primarizadas (¿o alguien cree que la mediación de la Unión Europea y de la Iglesia, en la crisis boliviana, cae del cielo? ¿O que Rusia se apresura a reconocer al gobierno de Áñez por nada?). Es todo lo que alcanzan a hacer los reformistas y nacionalistas burgueses. Solo cuando la presión de la lucha de clases los obliga, conceden algo a los explotados para conservar lo principal. Esta es la matriz en el seno de la cual se despliegan los conflictos de clases, o de fracciones de clases, y las crisis políticas.

Sin embargo, la condición para vencer es movilizar a los trabajadores. Y para esto es necesario que estos  sientan que están luchando por su emancipación. No que pelean para que los burócratas y oportunistas de siempre negocien y acomoden sus futuros políticos. Por eso el marxismo ha planteado como lema central que “la liberación de los trabajadores será obra de los trabajadores mismos”. No es una frase para quedar bien en un discurso del 1º de mayo, sino es el principio de toda la política socialista. Pero esto obliga a no esconder las críticas y los cuestionamientos. No hay desarrollo político sin choques de ideas. De lo contrario, en el movimiento de masas se obtiene la unanimidad de los cementerios.

FF.AA. y COB, ¿de “revolucionarios anti-imperialistas” a “traidores pro-imperialistas”?

Lo planteado en el apartado anterior se concreta de muchas formas en los acontecimientos de Bolivia. En particular, porque se llevó al movimiento de masas a la desmoralización y a la confusión a partir de mensajes del más crudo oportunismo. Así, en la nota anterior me referí a la actitud de Morales hacia las FF.AA.: en apenas cuatro meses pasaron de ser “columna vertebral del proyecto anti-imperialista” a “artífices del golpe dirigido por Washington”. O sea, en agosto todavía se les decía a los trabajadores que podían confiar en “sus” FF.AA. Hoy se les dice que no hay nada más urgente que derrotar a esas mismas FF.AA.

¿Se puede concebir algo más desorientador y desmoralizador? Es que las caracterizaciones políticas no son adornos, discursos para quedar bien en la tribuna. La realidad es que calan en las conciencias y conforman las nociones con las que se procesan y registran los acontecimientos. Repito: hace solo cuatro meses “la máxima dirección revolucionaria” decía que las FF.AA. eran anti-imperialistas. Hoy dice que son golpistas pro-imperialistas, y llama a dar la vida para derrotarlas. Y si alguien pregunta cómo puede ser esto, el coro de los usuales amanuenses lo acallará con “no divida al movimiento”

Pero vayamos a otra institución importante, la Central Obrera Boliviana. Hasta las vísperas de las elecciones de octubre era caracterizada como “defensora la liberación nacional y el antiimperialismo, de la igualdad y la democracia participativa, y de la emancipación latinoamericana” (textual, de un connotado intelectual del campo nacional). Sin embargo, el 10/11 la dirección de la COB pidió la renuncia a Morales. Y ahora exige elecciones, convocadas por el gobierno de Áñez. Gobierno que los “políticamente correctos” califican como dictadura militar impuesta por Washington. ¿Se transformó entonces la COB en agente del imperialismo?

Nuestro intelectual mantiene prudente silencio al respecto. ¿Será para sostener “la unidad frente al enemigo principal”? Con la pregunta accesoria: ¿es la COB parte del “enemigo principal”? En cualquier caso, ¿cómo se explican estas piruetas en las caracterizaciones? Si se responde que lo que hizo la COB es producto de la traición de su directiva, la pregunta es por qué las bases no se sublevaron para respaldar a Morales. Si se responde que no lo hicieron porque están maniatadas por la burocracia, ¿por qué decía el ideólogo que la COB era un instrumento de la liberación? ¿Liberación con la clase obrera amordazada? Y lo mismo se extiende a otros sectores del movimiento obrero. Por ejemplo, el sindicato de los mineros también le dijo a Morales que su renuncia era “inevitable”. ¿Otro pilar de la patria liberada que pasó a militar en el bando del imperialismo y el fascismo?

El MAS “recalculando”

Naturalmente, en este balance no dejamos afuera al MAS, clave en la lucha  por el socialismo siglo XXI.  Para eso, repasamos algunos hechos (la información que sigue, tomada de diarios bolivianos, la he contrastado con información de publicaciones pro-Morales). :

Jueves 14/11: El líder de la bancada del MAS, Sergio Choque, fue elegido presidente de la Cámara de Diputados. En su primer discurso anunció la elaboración de un proyecto de ley para ordenar que el Ejército retorne a los cuartales y deje a la Policía la misión de preservar el orden público de manera pacífica. También dijo que la Asamblea Legislativa, que permanece bajo el control mayoritario del MAS, tiene la voluntad de pacificar el país y pidió “a los sectores movilizados apaciguarnos. Ya no podemos seguir enfrentándonos”.

Por otra parte, fue elegida presidenta del Senado Eva Copa, del MAS. La presidencia había quedado vacante por la renuncia de Adriana Salvatierra, también del MAS. Copa se pronunció en el mismo sentido que Choque.

Ese día también hubo clarificadoras definiciones de Morales. “Qué bueno sería un diálogo nacional, planteado desde aquí, abierto sin ser con agenda abierta, que participen (grupos) cívicos, políticos que han perdido las elecciones, movimientos sociales de los distintos sectores. (…) En este diálogo pueden acompañar países amigos, organismos internacionales”. Asimismo sostuvo que “si el pueblo (boliviano) lo pide” está dispuesto a regresar a su país para contribuir a su pacificación, pero enfatizó en que “si no hay diálogo nacional va a ser difícil parar esta confrontación”.

Sábado 16/11, Página 7: “El diálogo Gobierno y MAS avanza con la mediación de la Iglesia Católica y la Unión Europea (UE). El objetivo es pacificar el país y  viabilizar la selección de vocales del Tribunal Supremo Electoral (TSE) y  convocar a nuevas elecciones presidenciales. (…) La Iglesia, la UE y expresidentes  gestionaron, a pedido del MAS, la salida del expresidente a México, donde está asilado desde el 12 de noviembre. (…) Las condiciones del MAS: garantías para sus dirigentes y sus legisladores, salvoconductos  y  el retorno de Morales. (…) El diálogo tiene como protagonistas a   monseñor Eugenio Scarpellini, obispo de El Alto;  León de la Torre, embajador de la UE en Bolivia, ambos  considerados piezas claves. Entre los representantes del MAS que asisten a las mesas están  Adriana Salvatierra, Susana Rivero y Teresa Morales”.

Miércoles 20/11: Áñez envió este miércoles al Congreso un proyecto de ley que anula las elecciones del 20 de octubre y convoca a nuevas elecciones generales. El texto debe ser aprobado en el Congreso, donde el MAS tiene mayoría.

El MAS había entregado más temprano al Senado un proyecto similar. En ese texto el MAS afirma que Evo Morales y Álvaro García Linera renunciaron, que al salir exiliados a México abandonaron sus funciones; que la propuesta Ley excepcional y transitoria para la realización de elecciones nacionales y subnacionales se realiza según lo que establece la Constitución Política del Estado en relación a la sucesión presidencial. Sostiene también que el gobierno de Áñez es legítimo, “surge de la sucesión constitucional, determinando como objetivo principal de su mandato la convocatoria a elecciones generales del país, configurando inequívocamente su razón de legitimidad en el cumplimiento de este cometido, inexcusable por su naturaleza transitoria” (El Deber). El documento se difundió por vía oficial.

Como resultado de este acuerdo, la cámara de Senadores eligió como presidente de la Comisión de Constitución al senador y ex candidato a presidente Óscar Ortiz, acompañado por los senadores del MAS Ciro Zabala y Adriana Salvatierra. Esta Comisión tiene tres objetivos: anular las elecciones del 20/10; designar al nuevo Tribunal Supremo Electoral y convocar a elecciones generales.

Jueves 21/11: El MAS anuncia que Morales no será candidato a presidente en las elecciones presidenciales. García Linera declaró que ni él, ni Evo, serán candidatos.

De nuevo, ¿qué unidad?

Estos posicionamientos y negociaciones se desarrollan en el marco de una feroz represión, que a esta altura ha ocasionado 32 muertos. Una vez más, el pueblo pone su sangre y los oportunistas juegan sus cartas en la mesa de negociación. Lo fundamental, sin embargo, es que no se trata de traidores, ni de defectos personales de los líderes del MAS, sino de una concepción profundamente burguesa. Esto es, estamos frente a una línea de clase. Si se tiene una concepción burocrático y burguesa de algo que han llamado socialismo (siglo XXI), no se puede esperar una actitud obrera y revolucionaria frente al avance de los militares y los racistas. Como reza el dicho, no le pidan peras al olmo.

Pero además, todo se desenvuelve en medio de una confusión mayúscula. Es que si se afirma que en Bolivia se instaló una dictadura militar-fascista, ¿cómo es posible que el MAS sostenga que el nuevo gobierno es legítimo? ¿O cabe concluir que el partido de Evo Morales viró al fascismo?

Pero... ¿en 15 días pasó de ser bastión de la lucha por el socialismo a pactar con los fascistas? Parece raro, aunque la defensora de “la unidad contra el golpe” tiene una respuesta: “el MAS está luchando por una salida democrática al golpe fascista que se hizo con el poder”, explica. O sea, los líderes del socialismo siglo XXI están convenciendo a los fascistas y a las FF.AA. (indudables agentes del imperialismo y del fascismo) de que adopten una salida “democrática”. Las posibilidades retóricas de los reformistas son infinitas.

Pues bien, a esta altura sospecho que los cínicos se están riendo de nosotros. En tanto, la táctica “unidad sin chistar frente al enemigo principal” ha dado su fruto más genuino: la derecha y el militarismo han avanzado en Bolivia, y la clase obrera no ha tenido una presencia propia, como clase políticamente independiente de las corrientes burguesas y pequeño burguesas. Pero aún, se han profundizado las divisiones en su seno. Es el peor saldo. ¿De qué unidad nos hablan?


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