09.SEP.22 | PostaPorteña 2308

Después del atentado: Frentepopulismo o Independencia de Clase

Por ASTARITA

 

Respuestas a consultas que me hicieron en “Comentarios” de mi  blog, referidas al atentado que sufrió Cristina Kirchner y sus consecuencias

 

Rolando Astarita 6 sept 2022

 

¿Golpismo de corte fascista?

 

Empiezo con la pregunta si el atentado es expresión de un avance del fascismo, o de una suerte de golpismo de la ultraderecha.

 Mi respuesta es que hoy, en Argentina, no hay base social o política para algo así.

La razón es sencilla y directa: Las principales corrientes de la clase dominante están a favor de mantener un régimen democrático burgués. Y la mayoría de la población lo acepta.

No hay, por ahora, indicios de que esté en ascenso una alternativa dictatorial. Incluso el atacante parece ser un elemento más bien marginal, posiblemente vinculado a algún grupo de ultraderecha (se habla de un grupo nazi ucraniano). Pero la influencia de estos nazis hoy, en Argentina, es muy limitada.

Enfatizo: no está planteado, en la actual coyuntura, un golpe de Estado, o un asalto fascista. Sobre esta cuestión conviene tener cierta perspectiva.

Por ejemplo, Alfonsín sufrió un intento de asesinato en 1991, también perpetrado por un marginal, pero no se lo leyó como señal de golpe de Estado en marcha. En otros países hubo atentados contra líderes políticos (incluidos presidentes), bajo regímenes democrático-capitalistas, sin que ello indicara el ascenso o irrupción de un movimiento golpista o fascista. Estas cuestiones deben ser definidas con precisión. Por supuesto, detrás del atentado a CFK puede estar no solo algún grupo fascista, sino también alguna cloaca de los servicios de inteligencia. Pero aun en ese caso, no expresa fuerza golpista o fascista alguna significativa.

Efectos perjudiciales para la lucha contra el ajuste

Todo indica que el atentado tiene efectos muy perjudiciales para los trabajadores, Para verlo de la manera más directa y sencilla, digamos que la lucha más inmediata que tenemos planteada es resistir el “ajuste” (caída de salarios y jubilaciones, disminución del gasto en beneficios sociales, etcétera) en marcha.

Pero el clima político que se ha generado desde la noche del jueves 1/09 debilita esa lucha. El principal mensaje político del oficialismo y sus defensores (organizaciones sociales y partidos de la K-izquierda en primer lugar) es cerrar filas en torno al Gobierno.

 El argumento: “el atentado forma parte de un golpe de la derecha (oligarquía, grandes grupos económicos, grupos mediáticos, embajada de EEUU) para acabar con el peronismo.

 Esta es la contradicción principal, el eje del conflicto social y político.

Quien no se alinee con esta postura es un reaccionario neoliberal y cipayo” (palabras más o menos). El ajuste queda en un segundo plano. Por eso, este discurso neutraliza a muchos militantes y activistas obreros y populares. Y genera confusión o desmoralización en las masas frente al ataque a sus condiciones de vida y trabajo.

Con otro agregado: a lo largo de la historia este tipo de acciones (realizadas bajo las más diversas justificaciones, “de derecha o de izquierda”, han sido funcionales al avance de restricciones en las libertades y derechos democráticos.

La propuesta de censurar los “discursos del odio” va en esa dirección. De concretarse, introduciría un factor de tipo bonapartista y represivo en el régimen (¿o quién, si no, manejará el termómetro del odio para decidir qué es publicable y qué no es publicable?). De nuevo, consecuencias perjudiciales para todo lo que sea pensamiento y acción progresista y liberadora.

Nuevo MAS y PTS

 

Por lo explicado es importante que la izquierda se plante en una posición independiente, tanto del Gobierno como de los partidos burgueses de la oposición. Por eso es grave que una organización que se considera marxista, como el MAS, haya concurrido al acto del 2/09 de apoyo al gobierno (también fueron el PC y el PCR, pero estos militan en las filas oficialistas desde hace mucho).

Un caso parecido es el del PTS. Aunque no llegó al extremo de ir a la Plaza de Mayo, sus planteos se ubican en la defensa del kirchnerismo más o menos izquierdista, y de CFK en particular. En este respecto, un lector del blog preguntó sobre la afirmación del PTS (y del Nuevo MAS) de que a CFK no la pueden juzgar jueces que no sean elegidos por el pueblo. Un argumento que se combinó con “es un ataque político, realizado por la corporación judicial” y por lo tanto la acusación a CFK debe ser desestimada.

Pues bien, ese argumento da pie para tapar cualquier inmundicia, allana el camino al oportunismo y hasta cuestiona posiciones históricas del mismo trotskismo.

Para dar algunos ejemplos, ¿debía el trotskismo descalificar la condena que aplicó un tribunal mexicano a Ramón Mercader (el asesino de Trotsky) porque ese tribunal no había sido elegido por el pueblo?

 Cuando se exigía en Argentina “juicio y castigo” a los genocidas, ¿se puso como condición para reconocer su validez que los juicios fueran llevados adelante por tribunales populares?

 Algo similar ocurre con respecto a los asesinos de Mariano Ferreyra. ¿Había que impugnar la condena a los asesinos de Mariano porque el tribunal que los juzgó no fue elegido por el pueblo?

 ¿Y deslegitimar la acusación porque era “un ataque político” contra José Pedraza?

De la misma manera, cuando se pide el juicio a Macri, o a funcionarios macristas, ¿se pone como condición que sean juzgados por tribunales populares?

Y así podríamos seguir. Con el agregado que en cada caso los defensores de los acusados alegan que todo es producto de la “persecución política»”. Así se evitan también la molestia de responder a las pruebas.

Por eso no fue casualidad que Página 12 publicara en primera página el discurso de Myriam Bregman con eje en que la acusación a CFK es política y debe ser invalidada.

Obsérvese que es una actitud muy distinta de la que tuvo Trotsky ante los juicios de Moscú, de los años 1930: a las pruebas presentadas por el fiscal stalinista, respondía con datos y documentación que desarmaban las acusaciones. Pero esto es lo que no hacen los defensores (el PTS incluido) de CFK, López, De Vido y demás personajes vinculados a la corrupción.

Pero hay más en el accionar del PTS. Se vio en el vergonzoso discurso de Bregman en el Congreso, el 3/09. Su eje (y así lo señala Izquierda Diario) fue contra Bullrich y especialmente contra Milei porque “no condenó el atentado y tiene alianzas genocidas por todo el país”. La preocupación de Bregman es que el atentado no sea “canalizado por las ideologías ultraderechistas”

 El mismo argumento del peronismo K, los partidos aliados izquierdistas (PCR, PC entre ellos) y los movimientos sociales oficialistas. “Está avanzando el fascismo, este es el principal peligro”. Bregman se ubicó en esa línea (con sus matices “diferenciadores”, propios del manual del buen oportunista)

 Incluso abonó la idea de que el origen de los problemas son “los discursos del odio”. Por ejemplo, sostuvo que “la derecha, en sus expresiones más extremas, divulga discursos profundamente de clase y patriarcales”.

Pero… el Gobierno ¿no difunde también discursos “profundamente de clase”? ¿O son discursos proletarios? ¿No son también “patriarcales”?

 Y vuelvo sobre el tema: esta campaña para eliminar “el discurso del odio” es muy peligrosa. No es mera especulación: ¿qué tal si el día de mañana se prohíbe publicar la teoría de la plusvalía de Marx “porque alimenta el odio de clase”?

¿Qué tal silenciar al que denuncia un ataque a las libertades democráticas, o un acto de corrupción, o dispara cualquier otra crítica, para “no alimentar el odio”? ¿Cómo es posible que una organización trotskista dé alimento a políticas de este tipo?

Pero Bregman pasa olímpicamente por alto estas cuestiones. Su eje es “la derecha” que quiere esclavizar a los trabajadores y que propone un ajuste peor que el que aplica hoy el Gobierno. A esto Izquierda Diario le llama “un extraordinario discurso”.

Como decía Hegel, la magnitud de la pérdida de un espíritu se mide por aquello en que se satisface.

Aunque no es solo Bregman. El conciliacionismo con el peronismo se cuela por todos los poros del PTS. Así, Eduardo Castilla y Laura Vilches repiten y amplían el desgraciado argumento de la diputada en una nota en Izquierda Diario que lleva por título “Atentado contra el pueblo, no dejar pasar ataques que podrían usarse contra el pueblo trabajador”. El escrito está, de nuevo, sesgado hacia la denuncia de “la derecha” (Milei y afines), y su plan fascista que llegaría “a contratar sicarios o asesinos para usarlos contra dirigentes obrero y populares, y armar bandas paramilitares”. 

En este marco, Castilla y Vilches dicen que el peronismo está usando el atentado para tapar el ajuste. Un argumento similar al de los stalino-nacionalistas radicales: por supuesto, hay que resistir al ajuste, pero es una necesidad impostergable unir fuerzas contra el golpismo fascista en marcha.

 Señalar a Milei-Bullrich como “el” gran enemigo encaja en esta estrategia. Es el mismo señalamiento del “enemigo principal” que hacen los ideólogos del K-peronismo (en Página 12 encontramos estos argumentos a cada paso).

A lo anterior, sumamos afirmaciones que son casi repulsivas. Es que Castilla y Vilches, luego de señalar el peligro de las bandas fascistas paramilitares, escriben: “Esto ya pasó en la Argentina muchas veces, a lo largo del siglo XX. Los grandes empresarios y la derecha armaron bandas paramilitares y paraestatales para asesinar luchadores obreros, populares y juveniles”

¿Y la más sangrienta banda parapolicial actuando organizada por un gobierno elegido por el pueblo? ¿Por qué este silencio en torno a la Triple A?

¿Por qué no explican que un gobierno nacional y popular, elegido con más del 60% de los votos, organizó y amparó a una organización que sembró el terror y asesinó, se calcula, unos 2500 opositores (la mayoría de izquierda)?

Precisemos: no son descuidos de los que escriben estas cosas. Es que existe una coincidencia de contenido entre el nacional-marxismo y el nacionalismo burgués o pequeñoburgués.

 La defensa de CFK por parte del PTS se recorta sobre ese fondo. 

 Las acusaciones a CFK y la descomposición político moral de grupos de izquierda

Vinculado a lo anterior, un lector escribió que las acusaciones de los fiscales en el juicio Vialidad eran “inventos”. Un argumento que potencia el “se trata de un ataque meramente político”, y por ser político está descalificado ab initio.

Respuesta: ¿Acaso es un invento el enriquecimiento desde la nada de Austral Construcciones? ¿Son un invento los bolsos de López? ¿Son un invento los gigantescos pagos de Báez por el “uso” de hoteles propiedad de los K que no se usaban?

¿Es un invento que López estuvo décadas trabajando para los K, y ya en 2008 estaba imputado en una causa judicial por enriquecimiento ilícito? ¿Es un invento el video en el que aparece un Báez contando millones de verdes?

¿Es un invento que al frente de la Sigen( Sindicatura General de la Nación) hayan puesto a la esposa de De Vido?

¿Son un invento los millones de dólares que le encontraron a Florencia K?

¿Es un invento el direccionamiento sistemático de la obra pública hacia Austral Construcciones? ¿Es un invento el secretario de Kirchner, Muñoz, comprando propiedades en Miami por 60 millones de dólares? ¿Es un invento lo que explica el ex contador de los K, hoy arrepentido?

Y así podríamos seguir.

Es preocupante que gente de izquierda defienda inmundicias de este tipo. El argumento “hay que defenderlos porque tienen la mayoría de los votos” es deleznable.

 ¿Acusar a los Moyano de corruptos? Jamás, prohibido, los camioneros los votan.

 ¿Acusar a Isabel Perón por la Triple A? De nuevo, jamás, porque a Isabel la votó el pueblo.

 ¿Acusar a Menem de corrupto? Nunca, porque tuvo votos del pueblo.

¿Acusar a Perón de ser el inspirador detrás de la Triple A? Jamás, es el líder popular y nacional por excelencia.

 Nunca había visto que en las tradiciones del socialismo se llegara a defender estas cosas. Aunque, bien mirado en retrospectiva, ¿de qué asombrarse cuando pasamos revista a lo que han defendido tantos stalinistas y tantos “progre” nacional-izquierdistas a lo largo de la historia?

Peor aún, meten la mugre de la corrupción en las organizaciones de masas y las socavan de raíz. Gente que se dice de izquierda encolumnados detrás de la lumpen burguesía, de burócratas y reaccionarios. ¿Cómo se pudo llegar a semejantes bajezas, a tal grado de descomposición no solo política o ideológica, sino incluso moral?

La discusión con el frentepopulismo

 

En un comentario al blog un lector puso el argumento frentepopulista del momento con una claridad inmejorable.

Escribió: “En mi opinión las masas no representan ningún peligro sin la conducción de un liderazgo carismático tal como lo describió M. Weber .Cristina será una burguesa… pero es la única dirigente con capacidad de interpelar al poder real, aún si se considera que es parte de ese poder. Hay solo dos proyectos con capacidad real de gobernar, el populismo y el liberalismo, estar en una tercera posición es estar con el liberalismo, igual a como ocurrió con Braden o Perón”.

Respuesta: es el razonamiento propio del clásico frentepopulismo.

Palabras más o menos, es lo que siempre dijeron el stalinismo y la socialdemocracia puestos a colaborar con el capital. Actualizado para Argentina 2022 es: “Hay solo dos proyectos con capacidad real de gobernar. Terceros abstenerse. Aquí y ahora son solo dos proyectos sintetizados en el programa económico de Massa (y anuencia de Cristina) con eje en el ajuste; y algún programa económico de un eventual gobierno de Cambiemos, también con eje en el ajuste”.

Para esta gente que razona en registro frentepopulista (o colaboración de clase) lo importante es invisibilizar toda voz crítica con el argumento “si no estás con el programa de Massa (anuencia CFK) estás con el programa de Macri”.

El contenido esencial: combatir todo proyecto o programa de emancipación del trabajo para llevar a las masas al callejón sin salida de la colaboración de clases.

 Ahora mismo, cuando en Argentina se abate sobre el pueblo trabajador un ajuste pavoroso, se le dice, desde una pose progre-izquierdista, que no hay otra salida que cerrar filas con la dirección burguesa, pero “carismática”, que aplica ese mismo plan de ajuste.

¿Se puede concebir algo más funcional para la continuidad de la explotación del trabajo por el capital?

Como he señalado en otros comentarios, la táctica de apoyar, en un régimen democrático capitalista, al “mal menor” de entre dos males burgueses, en ningún lugar dio resultados positivos para los trabajadores.

Invariablemente los izquierdistas que desarrollaron esa orientación fueron funcionales a políticas que llevaron a desastres a la clase obrera, incluso a su descomposición social. Véase, por ejemplo, la Venezuela de Maduro.

 O, para citar otro ejemplo, recuérdese el argumento de la izquierda peronista y de los stalinistas (PC en primer lugar) en 1973-74. También entonces había que alinearse con Perón porque de lo contrario se era “funcional a la derecha”. Lo cual significaba apoyar al Gobierno de López Rega, Isabelita, Lastiri, la burocracia sindical, y similares, con Perón al frente.

Esta política la disimulaban con “somos la continuidad de la lucha contra Braden” (el mismo argumento que emplean hoy). Así, la Triple A asesinaba compañeros por miles, pero con el aval del “líder carismático”. Y esa izquierda, carcomida de oportunismo, llamaba a apoyar al “líder carismático”.

De la misma manera, Pinochet era apoyado por “el líder carismático” y esa izquierda seguía apoyando al “líder carismático”.

¿También con la excusa del “Braden o Perón”? ¿Qué sentido tiene? Pues ninguno, pero no importa. El mensaje debe mantenerse a cualquier costo: “No hay otra alternativa que no sea un programa burgués” es el grito de batalla contra todo discurso que vaya por el camino de la liberación del trabajo explotado.

 Por eso hoy y aquí es el “Massa o Macri” (sic, en Página 12). Un mensaje pro-burgués hasta los tuétanos.

 Con un agregado: a esta altura de la historia, no hay inocencia. Saben lo que hacen.


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