08.ABR.18 | postaporteñ@ 1895

Miguel Ángel Toma, El Escudero de Vázquez

Por MartínNatalevich|El Observador

 

PERFIL DEL SECRETARIO DE PRESIDENCIA URUGUAYO

 Martín Natalevich | El Observador Abril 7, 2018

En cinco años pasó de ser un funcionario del Ministerio de Salud Pública especialmente ponderado por Batlle al círculo íntimo del actual presidente

Abogado, Oriundo de: Artigas 

Carrera estatal: En 1997 entró al Ministerio de Salud Pública como director del Departamento Jurídico y en el 2000 pasó a ser director de Secretaría. El 3 de marzo de 2008 asumió como secretario de la Presidencia de Tabaré Vázquez

Cuando llegó al piso once de la Torre Ejecutiva el bullicio era insoportable. Para una persona acostumbrada a lidiar de forma expeditiva con varios temas de importancia a la vez la situación era insostenible. Hoy el silencio es la única constante en ese piso y el responsable de ese cambio es Miguel Ángel Toma Sanchis, un abogado de 65 años, que desde el 1° de marzo de 2015 y hasta el mismo día del 2020 trabaja en dos estudios.

En uno, ubicado sobre la calle Sarandí a pocas cuadras de la Plaza Independencia, desarrolla su actividad privada desde hace varios años. El otro está plantado próximo al despacho presidencial y es el centro vital del tercer gobierno del Frente Amplio. En el primero recibe a peces gordas y algunas mojarritas. En el segundo se debe a un único cliente: el presidente Tabaré Vázquez

No hay asunto jurídico que no pase por sus manos. Es la persona que redacta las resoluciones y decretos presidenciales y que muchas veces resuelve asuntos con los ministros. "Cumple la función de un jefe de gabinete", dice un integrante del gobierno que pidió no ser nombrado.

No hay muchos que estén dispuestos a hablar con nombre y apellido cuando se trata de Toma, aunque sean sus amigos y lo bañen en elogios. Destacan su inteligencia y una ilimitada capacidad de trabajo que causa admiración. "Está todo el día en Presidencia atajando penales", dice la misma fuente. Se ganó la confianza y el aprecio del presidente en base a su lealtad, eficiencia y buen consejo. Quienes han trabajado con él durante varios gobiernos destacan su talento para asesorar en el único sentido que el jerarca quiere: hacia una buena decisión. El combo perfecto para Vázquez se completa con sus atributos personales: es un hombre sumamente reservado y de perfil bajo. Toda esa simpleza contrasta con una enorme ambición –no política sino personal– que lo hizo volar alto.

En 1997 entró al Ministerio de Salud Pública como director del Departamento Jurídico y en el 2000 pasó a ser director de Secretaría. El 3 de marzo de 2008 asumió como secretario de la Presidencia de Tabaré Vázquez

A diferencia de otros que han ocupado su cargo, tiene una modalidad poco mediática. Por ejemplo, no aceptó ser entrevistado para este perfil, rara vez se lo ve en una conferencia de prensa y es una misión difícil encontrar declaraciones suyas en prensa. Hay quienes se lo adjudican a su leve tartamudez y otros a una forma de ser de siempre. Sea por esa deficiencia del habla o una cualidad de su personalidad, su comportamiento es todo lo que espera el presidente de un colaborador cercano.

No por casualidad Gonzalo Fernández sugirió que él fuera su sucesor cuando, durante el primer gobierno del Frente Amplio, abandonó la Secretaría de la Presidencia para asumir como canciller. Pero para Vázquez, Toma –quien inició su largo camino en un barrio de Artigas– no requería de presentación.

Torombolo, el tecladista del Grupo Rebelde

Con 16 años Toma era el tecladista de Grupo Rebelde, que ensayaba en una casa que les había cedido el secretario de la Intendencia en la entrada de Cuaraí. Daniel Fernández Franca, integrante de la banda, recuerda esa etapa como si fuera hoy.

Tocaban en bailes y también hacían covers de música pop bajo el sello Eco de Enrique Cuadrado Gambardella. Así Fernández y Toma grabaron temas como "Ilusión de joven" y "Rebelde soy". También formaba parte del grupo uno de sus hermanos: Dante Emilio, quien en la actualidad es director departamental de Salud Pública.

"Hacíamos la noche", recuerda Fernández de esos días en los que "caminaban la ciudad". La música de Grupo Rebelde también está vívida en la memoria de Pablo Caram, en la actualidad intendente de Artigas. Eran sus primeras salidas nocturnas a algún café, bailable o en la agropecuaria. "Esa era la diversión que había en Artigas", dice el jefe comunal quien volvió a ver a Toma cuatro décadas después cuando el secretario de Presidencia lo recibió en la Torre Ejecutiva. "Es un tipo muy franco y sincero", agrega y se queda pensando algunos segundos en la línea. "Y preocupado por las cosas de Artigas", completa

Grupo Rebelde luego mutó en Tinta China que también tenía a los hermanos Toma en el teclado y en el contrabajo. "Miguel era un excelente tecladista", valora su antiguo compañero de ruta. De hecho, Toma llevó su destreza más allá del grupo de amigos y llegó a tocar en la banda municipal.

No era de sorprender que así fuera. Los hermanos Toma habían heredado el talento de su padre que, además de trabajar como operario para la OSE, los había iniciado en el arte musical. Vivían en una casa cedida por la empresa estatal en el barrio Pirata y tenían dos vacas que los hermanos –seis en total- se encargaban de ordeñar. Miguel y Dante no estaban exonerados de esa tarea y ni los ensayos ni los toques de la banda podían constituir un obstáculo para ello, agrega Fernández. Iban a la escuela número 55 que era la que les quedaba más cerca.

A diferencia de otros que han ocupado su cargo, tiene una modalidad poco mediática. Por ejemplo, no aceptó ser entrevistado para este perfil, rara vez se lo ve en una conferencia de prensa y es una misión difícil encontrar declaraciones suyas en prensa.

Algunos de los atributos de la personalidad de Toma que quienes lo tratan le reconocen hoy son similares a los que sus amigos distinguían en su juventud. "Era reservado y muy especial. Timorato", afirma Fernández. Pero no en modo peyorativo, aclara con rapidez. "Tímido", dice el músico con el alivio de haber encontrado la palabra. Le decían Torombolo por su "parecido" con la caricatura de Archi, dice Fernández quien a medida que avanza en el relato recobra detalles en su mente que no suponía que estaban ahí.

Además de su gusto compartido por la música, Toma y Fernández descubrieron que tenían otro amor en común: las leyes. El estudio los volvió a unir en un momento de eclosión social y de dificultades políticas en la historia del país. Preparaban materias libres en Artigas y así dieron sus primeros pasos en el Derecho. Los dos culminaron sus carreras en Montevideo pero ya no estudiaban juntos. Durante las vacaciones, Toma volvía a Artigas y trabajaba para la tabacalera Monte Paz para poder costear sus estudios, según dijo una fuente que se define como "amigo" del secretario de Presidencia y que prefirió permanecer en el anonimato.

Años después sería Toma quien encabezaría la parte local de la exitosa defensa de Uruguay en el juicio contra la tabacalera Philip Morris. Ese litigio le valió un reconocimiento fuera de fronteras que, a pesar de su bajo perfil, no le preocupa disimular. Toma se jacta de sus conexiones internacionales, sobre todo en Washington.

Pero eventualmente, en la década de 1980, el artíguense se terminó radicando en Montevideo junto a su esposa María de Lourdes Arbiza, quien pertenece a otra familia tradicional de Artigas. La música y la abogacía los habían puesto en el mismo camino pero no habían vuelto a hablar hasta ese día trágico que Fernández recuerda con precisión. Estaba en una gira musical por el este del país cuando sonó su teléfono. Una mujer de apellido Costa lo contrató como abogado para dar la pelea que nadie quiere dar: la que clama justicia por un hijo muerto. Jorge Batlle gobernaba al país.

Toma volvía de visita a Artigas en su Nissan verde. Era un día de lluvia. En su camino iba un joven que llevaba un colchón en una bicicleta al que no pudo eludir. La fatalidad se consumó en un segundo y el llanto del actual secretario de Presidencia fue incontenible.

Cuando Fernández supo quien era la otra parte en el juicio civil lo primero que hizo fue llamarlo para saber si su excompañero de banda y estudio se sentía cómodo con esa situación. "Prefiero que seas vos", cuenta que le dijo Toma. Fernández pudo determinar que Toma manejaba a una velocidad alta y que no respetó un cartel de escuela que había en la cuadra. La imprudencia hizo que no tuviera margen de maniobra y terminara embistiendo de atrás al chico de 14 años.

El fallo en primera instancia de la justicia civil determinó que Toma tuviera que hacer un pago de unos miles de dólares por "lucro cesante". Fernández recuerda que fue un momento triste. También recuerda que en ese proceso estuvo muy presente Daniel Borrelli –por entonces subsecretario del Interior y hoy vicepresidente de la Junta de Transparencia y Ética Pública-. Lo que Fernández jamás se explicó fue como el proceso judicial de su antiguo compañero de banda no derivó a la esfera penal.

De Batlle a Vázquez

Lo que Fernández también se pregunta es cómo fue que un hijo del departamento colorado por excelencia terminó tan cerca del primer presidente de izquierda del país. De filiación colorada, Toma nunca fue un militante político y su ingreso como procurador en el Ministerio de Salud Pública estaba justificado por sus calificados conocimientos en materia de derecho farmacéutico y legislación sanitaria. En Salud Pública hizo carrera y durante la presidencia de Jorge Batlle llegó a la Dirección General del ministerio.

Un alto funcionario del gobierno de Batlle recuerda que Toma era el hombre que "movía todo" en el ministerio. Que así fuera resultó una sucesión natural de los hechos. Su primer ministro, Horacio Fernández Ameglio, era un hombre más vinculado al sector agropecuario que a la Salud y por eso él era quien lo acompañaba a los "acuerdos" con Batlle (unos encuentros a los que normalmente asistía solo el ministro con el subsecretario).

El presidente colorado le tenía especial consideración y lo distinguía por sus conocimientos y claridad así como por su agudeza y sagacidad, comenta la fuente que era muy cercana a Batlle. Además de Fernández Ameglio, Toma fue funcionario del ministerio de Luis Fraschini y Alfonso Varela. Cuando asumió Conrado Bonilla en el cargo en el 2003 hubo algún roce que lo llevó a alejarse del ministerio después de una larga trayectoria en la cartera.

La confianza que había inspirado en el presidente hizo que sobre el final del periodo lo intentaran llevar para Presidencia, una posibilidad que se llegó a plantear pero nunca se concretó. Pero para ese entonces la suerte ya estaba echada. El destino quiso que durante su trabajo en el ministerio Toma conociera a quien sería su futuro jefe durante la investigación que exoneró de culpas a Vázquez por la compra de equipos informáticos por parte del Departamento de Radioterapia del Instituto Nacional de Oncología del MSP, que el actual presidente dirigía, a la empresa de su hijo Javier.

Hubo otro caso que incumbió a Vázquez y en el que Toma estuvo directamente involucrado. Como director de la Secretaría General del MSP fue quien asesoró y preparó las resoluciones de clausura de varias clínicas de radioterapia en el año 2001.

Un año y medio después de irse del ministerio, el 1° de marzo de 2005, Toma asumió como director de la Oficina de Servicio Civil del gobierno de Tabaré Vázquez.

La decisión del ministerio de Fraschini seguía el consejo del experto de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), Ramón Baeza, quien había hecho un informe lapidario sobre el estado de los centros clínicos en los que se trataba a enfermos de cáncer. El informe de Baeza se nutría de tres trabajos de campo anteriores: la misión de la Agencia Internacional de Energía Atómica (AIEA) de 1996 y dos misiones de expertos argentinos en los años 1997 y 2000.

"La situación es francamente alarmante y requiere de corrección a la brevedad posible. Es necesario hacer presente que el problema no es solamente de equipos de irradiación sino que también de toda la infraestructura necesaria para poder realizar radioterapia", concluía el informe de Baeza que, de haber hecho público en esos días, hubiera provocado una alarma generalizada.

De las doce clínicas relevadas, la de los hermanos Leborgne y el Pereira Rosell era la única en condiciones "técnicamente aceptables". Los otros diez centros –entre los que estaba el Consultorio de Oncología y Radioterapia de Montevideo (COR), propiedad de Vázquez- no contaban con la infraestructura apta para el tratamiento clínico.

En el año 2001 el COR tenía dos equipos que usaban la tecnología de Cobalto-60: Eldorado 6 y Theratron 80. Según el informe de Baeza, Eldorado 6 debía ser retirado (arrastraba problemas diagnosticados desde 1997, la distancia entre la fuente y la piel era "inadecuada para el tratamiento de pacientes" y no había datos de cambio de la fuente desde la instalación del aparato hacía 14 años). El informe también concluía que el Theratron 80 debía ser "reinstalado o reemplazado". Según el informe del experto de la OPS-OMS, el COR y otras nueve clínicas habían irradiado a pacientes durante años sin tener las condiciones apropiadas de tratamiento clínico.

Por eso el COR estaba en la lista de clausura del Ministerio de Salud Pública. Eran tres las personas que sabían que eso iba a pasar: el director de Salud, Eduardo Touya, el ministro Fraschini y Toma quien había asesorado jurídicamente al ministro en todo el proceso.

Horas antes de que el ministro se dispusiera a firmar las clausuras le llegó una resolución del Ministerio de Industria, Energía y Minería que permitía que los equipos del COR siguieran funcionando transitoriamente hasta que arreglara las observaciones que se le habían hecho. Con ese informe, la Dirección Nacional de Tecnología Nuclear (DINATEN) –que en aquel entonces era dirigida por Daniel Turcatti- le quitó al MSP la potestad de cerrar el centro por problemas con el equipo. DINATEN era el organismo que emitía los informes de contralor de los equipos.

A pesar de ofrecer condiciones de servicio tan irregulares como la de otros centros –según el informe de una autoridad mundial como Baeza- el COR siguió funcionando. En la Comisión de Salud de la Cámara de Diputados Turcatti dijo que la inclusión del COR en la lista de clínicas irregulares era un "error desde el punto de vista administrativo" debido a que ese centro ya había resuelto sus problemas.

Un año y medio después de irse del ministerio, el 1° de marzo de 2005, Toma asumió como director de la Oficina de Servicio Civil del gobierno de Tabaré Vázquez. Luego fue secretario de Presidencia y más tarde fiscal de gobierno durante la administración de Mujica para volver a ocupar la Secretaría de Presidencia. Al igual que Vázquez, en las relaciones personales para Toma no hay grises: o se es leal o se es traidor.

Su actuación en el caso Casal

Toma ha sido cuestionado ante la creencia que ha promovido acciones para defender los intereses del empresario Francisco Casal. En 2017 el Poder Ejecutivo envió al Parlamento un proyecto de ley que podría beneficiar al empresario Francisco Casal en su pelea por los derechos de televisación de las eliminatorias. El semanario Búsqueda lo consultó sobre el tema y él acusó al medio de estar "del lado de quienes intentan amedrentar a la autoridad". Toma junto a Daniel Borrelli fueron los fiscales de gobierno que recomendaron el archivo del caso Casal ante la Dirección General Impositiva (DGI).

Una fiscal de gobierno cercana

Cuando el senador Pedro Bordaberry interpeló al ministro de Defensa, Jorge Menéndez, por la compra del avión presidencial cuestionó un informe técnico realizado por la fiscal de gobierno, en el que el presidente Tabaré Vázquez se amparó para hacer la reiteración del gasto. Ese informe había quedado en manos de María Inés Da Rosa Callorda que, como Bordaberry señaló, acompañó al secretario de Presidencia, Miguel Ángel Toma, en cada uno de las funciones públicas que desempeñó. Da Rosa trabajó con Toma por primera vez en la división jurídica del MSP y luego lo haría en la Oficina de Servicio Civil, en la Secretaría de Presidencia y en la Fiscalía de gobierno.


Comunicate